CONFLICTO ECONÓMNICO ¿China o Estados Unidos?


 

Para analizar las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, es crucial entender su contexto histórico. Durante los conflictos de Corea y Vietnam, Estados Unidos optó por subcontratar la producción de algunos de sus suministros militares en territorios donde mantenía bases, especialmente en Japón, Corea del Sur y Taiwán. Este proceso dio origen a los OEM(Original Equipment Manufacturers), empresas asiáticas que producían bienes semiacabados que grandes multinacionales terminaban y comercializaban en mercados de Europa y América del Norte.

  Este modelo impulsó un rápido crecimiento económico en los países asiáticos, aunque a costa de la desindustrialización en naciones occidentales, que comenzaron a sufrir déficits comerciales significativos. Entre las décadas de 1970 y 2000, este fenómeno coincidió con avances tecnológicos y logísticos que permitieron a más países integrarse en cadenas de producción globales. China, con la apertura de sus zonas económicas especiales y su colaboración con capital extranjero, protagonizó el mayor crecimiento económico de la historia moderna. 

La guerra comercial en la era moderna

El ascenso de China como potencia económica global ha reconfigurado el comercio internacional, desafiando el predominio estadounidense. En la última década, China se ha convertido en el principal proveedor para regiones como Asia, África y América Latina, desplazando a Estados Unidos. Este cambio ha intensificado las tensiones, especialmente con la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, quien inició una guerra comercial sin precedentes, acusando a China de prácticas desleales y del creciente déficit comercial de EE. UU. 

En marzo de 2018, Trump anunció un aumento de los aranceles al acero y al aluminio, lo que desencadenó represalias chinas con aranceles de entre el 15 % y el 25 % a 128 productos estadounidenses. Estas medidas no solo afectaron las relaciones entre ambas naciones, sino que también generaron preocupaciones en otros mercados, como la Unión Europea, que posteriormente enfrentó aranceles a productos clave como el queso y el aceite.



Tecnología: el otro campo de batalla

Además del comercio, la tecnología es un frente crítico en este conflicto. En 2018, la detención de la directora financiera de Huawei en Canadá, a petición de EE. UU., marcó un hito en la lucha por la hegemonía tecnológica. Huawei, un actor clave en el desarrollo del 5G, fue acusado de espionaje, lo que llevó a Estados Unidos a incluir a la empresa en su "lista negra". 

Estas tensiones han afectado no solo a las empresas involucradas, sino también a la economía global, con fluctuaciones en los mercados financieros y debates sobre el futuro del comercio internacional.

Hacia una posible tregua

Con la llegada de Joe Biden a la presidencia, se abrió una ventana de oportunidad para reestructurar las relaciones entre ambas potencias. Biden ha buscado un enfoque más multilateral, similar al de la administración Obama, para disminuir las tensiones comerciales y fomentar la cooperación estratégica. Sin embargo, los desafíos persisten, ya que las disputas comerciales y tecnológicas siguen siendo un punto de fricción.

La relación entre China y Estados Unidos será determinante para el futuro de la economía global. La clave estará en alcanzar un equilibrio entre competencia y cooperación, priorizando el beneficio mutuo en lugar del conflicto.


¿Está el mundo preparado para las consecuencias de un desacoplamiento económico total entre Estados Unidos y China?

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